domingo, 20 de julio de 2014

ORGANISATION

The Foundation for Social Development Coatlicue AC is a legally constituted and authorized to issue tax deductible receipts to donor’s civil organization, which comprises the states in México. The COFU Directorate is responsible for strategic planning and the implementation of agreements on goals. It is supported by an Stakeholder Advisory Committee. COFU has three research departments, where innovative and high-quality research is conducted by natural and social and engineers. The combination of various disciplines permits an integrated approach to help development in poor areas. The support units provide infrastructure and other services for COFU. They support the Directorate and the research departments in administrative and technical areas, as well as in communication, knowledge transfer and training.

NO A MONSANTO EN MEXICO

El pueblo de Oaxaca, México han estado cultivando maíz para cerca de 10.000 años. Durante ese tiempo, las variedades de maíz se han desarrollado a través de métodos tradicionales de cultivo tanto a mejorar la nutrición y proporcionar un seguro contra un entorno impredecible. El éxito de estas variedades de maíz se ha establecido como la pieza central de la selección mexicana paisaje, la dieta y la cultura. Muchas de las variedades de maíz que usamos hoy en día se puede remontar de nuevo a esta región. En las últimas décadas, las tecnologías de ADN recombinante han facilitado una transformación radical de la forma en que el maíz es criado y cultivado. Estos cambios pueden dar lugar a un profundo impacto en la forma de vida en Oaxaca. Los biotecnólogos pueden utilizar numerosos métodos para insertar los genes de diseño de una variedad de organismos en los genomas de plantas. Un (GM) planta transgénica o genéticamente modificado producido de esta manera puede tener genes añadido para mejorar el sabor o la nutrición, pero la mayoría de los transgenes están diseñados para mejorar la resistencia a los insectos o herbicidas. Podría decirse que los cultivos modificados genéticamente ofrecen a los agricultores y los consumidores, con claros beneficios debido a las pérdidas de cosechas reducidas de las plagas y la competencia de las malezas. Para el pueblo de Oaxaca, tales beneficios se ven eclipsados ​​por los riesgos potenciales de estos cultivos transgénicos a las variedades tradicionales de maíz que han sido criados para adaptarse a la región. Mientras que los transgenes pueden ser estables dentro del genoma de una planta modificada genéticamente, que la planta es a menudo capaz de reproducir con otras plantas de maíz no-GM,, incluidas las variedades tradicionales de maíz vecinos. Tales sucesos de hibridación permiten el flujo genético, o mezcla de los bancos de genes. Existe una preocupación creciente de que los transgenes pueden proporcionar una ventaja no natural a las plantas que las poseen. Por lo tanto, las poblaciones tradicionales de maíz han sido contaminados en 2011 con transgenes como la selección natural y artificial promueve estos genes artificiales. *(http://www.scq.ubc.ca/transgene-escape-are-traditional-corn-varieties-in-mexico-threatened-by-transgenic-corn-crops/) Monsanto ha convertido la caída de las reservas internacionales del maíz y de los estragos causados ​​en la producción de maíz en México por una ola de frío inesperado en una discusión para acelerar la siembra comercial de su (GM) de maíz transgénico en México. La transnacional afirma que sus semillas modificadas son la única solución a la escasez y el alza de los precios del grano. Que Monsanto usaría el hombre del saco de la dependencia alimentaria de asustar a México a aceptar maíz GM muestra inmenso cinismo de la empresa. Ahora bien, según Monsanto, las razones por las que México perdió el maíz autosuficiencia y empezar a importar millones de toneladas anuales no tenían nada que ver con las políticas agrícolas que apoyen las transnacionales, o un modelo de libre comercio injusto que favorece las importaciones y ha abandonado la mayoría de los productores nacionales. En cambio, es debido a que el país no ha adoptado el uso comercial de maíz transgénico. A medida que la crisis alimentaria se cierne el peligro real - para la nutrición, la salud y la cultura del país - es en la elección de la agenda de Monsanto sobre el fortalecimiento de la agricultura nacional. El cultivo de transgénicos se acelerará la pérdida de la soberanía alimentaria de México y contaminar las cepas vitales nativas de maíz. Campaña de presión Diligente PR duro trabajo de Monsanto está dando sus frutos. Después de negar inicialmente la autorización de un programa piloto para cultivar su maíz transgénico en Sinaloa el año pasado, el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) acaba de dar a la empresa la luz verde para sembrar maíz amarillo genéticamente modificado resistente al herbicida glifosato, como parte de un programa piloto en el ciclo agrícola actual de Tamaulipas. De acuerdo con la Comisión Nacional para el Uso y Conocimiento de la Biodiversidad (CONABIO), Tamaulipas es el hogar de 16 de las 59 cepas restantes de maíz nativo. Un estudio reciente de la CONABIO concluye que las liberaciones de maíz transgénico deben ser manejados "sólo por las instituciones públicas con formación adecuada en materia de seguridad, y se llevan a cabo en zonas de bajo riesgo." El estudio fue financiado por la SAGARPA y se anunció al mismo tiempo que la permitir para el proyecto piloto de Tamaulipas, en contra de sus propias recomendaciones. Tamaulipas, al igual que el resto de la región norte y de todo México, es un centro de origen del maíz. En la Feria Internacional del Libro en la Ciudad de México en 2011 fue invadida por la propaganda de la campaña, envuelto en la jerga científica. La feria, patrocinada por la Universidad Nacional Autónoma de México, incluyó una serie de conferencias destinadas a convencer al público sobre los beneficios de los OGM, dirigidos por el animador de la biotecnología de las Estrellas, Luis Herrera-Estrella. El científico mexicano, aclamado como un co-inventor de los transgénicos, se ha convertido en un defensor de los esfuerzos de Monsanto, a pesar del hecho de que, como él dice, la compañía se apoderó de su patente para la tecnología. Herrera-Estrella ha sido acusado de hacer el trabajo sucio de Monsanto. La relación entre el CINVESTAV, donde trabaja el investigador, y la transnacional es de conocimiento público. Después de Berkeley profesor Ignacio Chapela reveló la contaminación transgénica en los cultivos de maíz en Calpulalpan, Oaxaca en el otoño de 2001, Monsanto lanzó una campaña de desprestigio en su contra. Después de años de persecución y la tenencia cuando dos revisores internacionales Berkeley habían recomendado, el contrato de Chapela fue suspendido después de que la universidad recibió una carta en su contra de un experto. El autor fue Luis Herrera-Estrella. Las conferencias en la feria del libro sólo presentan una opinión favorable de los transgénicos, lo que lleva a las quejas de algunos miembros del público. El presidente de la Unión de Científicos Preocupados Socialmente Elena Álvarez-Buylla presenta una breve perspectiva crítica sobre la biotecnología transgénica, incluyendo información acerca de un científico francés reconocido por su investigación independiente sobre los riesgos de los OGM, que recientemente ganó una demanda contra los grupos de biotecnología que llevan a cabo una campaña de desprestigio para desacreditarlo. Álvarez-Buylla fue cortada por Herrera-Estrella, quien estaba claramente molesto por las críticas e insistió en que como el organizador de la conferencia que él debe ser el único presentador. Otro asistente desafió a la falta de mención de los riesgos para la salud probados planteados por el glifosato, un herbicida de Monsanto asociado con uno de sus cepas de maíz transgénicas. La operación PR agresivo para promover la introducción de maíz transgénico en México viene después que la compañía reportó disminución de los beneficios del año pasado y una caída en la cotización de sus acciones debido a la contracción de las ventas de Roundup y semillas de soja y maíz transgénicos en América del Sur y Europa. El mercado mexicano representa potenciales ganancias de $ 400 millones anuales para Monsanto y para algunos funcionarios del gobierno que es suficiente para hacer la vista gorda hacia ningún riesgo para las especies nativas de maíz, la economía o la salud de México. Mientras tanto, en la Unión Europea, de acuerdo con un informe de Amigos de la Tierra Internacional en libertad hace unas semanas, los cultivos transgénicos están cayendo en picado, al mismo tiempo que cada vez más países están prohibiendo ellos. Siete estados miembros de la UE prohíben la siembra de maíz transgénico de Monsanto, debido a la creciente evidencia sobre los impactos ambientales y económicos, y aplicar el principio de precaución que establece que, cuando el impacto en la salud humana es desconocido precaución se justifica. Las encuestas muestran que la oposición pública a los transgénicos es tan alto como 61 por ciento. De forma inesperada, y no sin contradicciones, el gobierno federal mexicano negó el permiso de Monsanto para un proyecto piloto de 100 hectáreas de maíz transgénico en el nororiental estado de Sinaloa. Los proyectos piloto son la segunda fase reglamentaria, después de la fase experimental y que precede a la producción comercial, de las tres fases establecidas por la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados. A partir de octubre de 2009, pocos meses después de una reunión entre Felipe Calderón y el presidente de Monsanto, Hugh Grant, el gobierno federal aprobó 29 solicitudes de parcelas experimentales de maíz transgénico, rompiendo una moratoria de diez años. La mayoría de las licencias fueron emitidas a Monsanto y Dow Agro Ciencia a probar variedades de maíz resistentes a los herbicidas y plaga en más de una docena de hectáreas. El año pasado, después de mantener los sitios en secreto y sin dar a conocer adecuadamente los resultados de las siembras experimentales en violación de la Ley de Bioseguridad, el gobierno aceptó 20 solicitudes más de las transnacionales mencionadas, además de Syngenta. Si se autorizan todos estos permisos, no habría más de 1.000 hectáreas sembradas con maíz transgénico. Las contradicciones y palabrería en la posición original del gobierno en un primer momento negó los permisos para proyectos piloto en Sinaloa y luego apruebe el proyecto de cuarto de hectárea en Tamaulipas se deben probablemente a la temporada electoral se acerca rápidamente - crucial para el partido en el poder, que tratará de evitar los costos políticos de sus decisiones. Las acciones de las organizaciones campesinas y la importante labor de los grupos de expertos, como la UCCS han jugado un papel importante en la contención del cultivo masivo de OGM en México. Desde finales de 2009, la Unión Nacional de Organizaciones Regionales Campesinas Autónomas (UNORCA) inició una campaña con el lema "No al maíz transgénico! Monsanto fuera de México! ", Que incluye el uso de los foros, medios de comunicación y espacios públicos para contribuir al debate sobre los transgénicos en México. Los foros públicos se celebraron en Navojoa (a pocos kilómetros de uno de los centros de experimentación transgénica), Chilpancingo y Zacatecas. El año pasado en Guadalajara y Morelia, los foros condenó la experimentación de maíz transgénico como un crimen contra la humanidad. En la actualidad hay muchas voces que hablan en contra de la imposición de los transgénicos: desde la UCCS al Ayuntamiento de Tepoztlán, en el estado sureño de Morelos, que presentó un recurso de inconstitucionalidad contra la siembra de maíz transgénico en el país. Soberanía o dependencia alimentaria? El jefe nacional de la UNORCA, Olegario Carrillo, afirma que México no necesita abrazar Monsanto para recuperar maíz autosuficiencia. Ceder a la presión de la transnacional para obtener el control sobre las riquezas agro-genético de México significaría la profundización de la dependencia alimentaria debilitante provocado por el TLCAN; las importaciones de alimentos ya constituyen más del 40 por ciento de lo que consume México, según datos de la Jefe de Auditoría de la Federación. El problema fundamental no es tecnológico, sino que el gobierno mexicano carece de políticas para promover el desarrollo rural o los objetivos de la producción nacional de alimentos. El régimen neoliberal ha optado por promover las importaciones y apoyar a las transnacionales que han tenido en el proceso de producción. Monsanto miente cuando implica que su biotecnología puede resolver la crisis alimentaria de México: está ampliamente documentado que los transgénicos no aumentan los rendimientos. Cepas transgénicas de maíz no fueron diseñados para aumentar el rendimiento. La gran mayoría de los cultivos transgénicos están diseñados para resistir la aplicación de herbicidas también fabricados por Monsanto. Ellos en realidad crean más dependencia debido a la necesidad de comprar semilla y la contaminación de las variedades nativas. También dañan el medio ambiente, la economía y la salud humana. Por otro lado, las cosechas de maíz anuales en México podría duplicarse si la política agrícola se reformaron para apoyar a los pequeños agricultores y para fomentar el cultivo de más hectáreas en el sur y sureste, donde hay agua suficiente. La riqueza genética del maíz mexicano podría aumentar la producción, con los agricultores guarden las semillas y no están obligados a pagar regalías a Monsanto, debido a que las 60 especies nativas y miles de variedades están adaptadas a los suelos y climas locales. Monsanto niega el riesgo de contaminación transgénica de las especies nativas, a pesar de la evidencia de que la coexistencia de los transgénicos y la biodiversidad es imposible. Ocultación de la verdad ha sido una parte integral de las estrategias corporativas de Monsanto largo de su historia, ya que la empresa tiene por objeto proteger las ganancias a costa de la salud humana, el medio ambiente y el bienestar general. La UCCS, basada en los informes de la FAO y la UNESCO, afirma que los transgénicos no sólo no aumentan los rendimientos, que tienen los impactos negativos del aumento de los niveles de agroquímicos y la destrucción de la tierra. Estos estudios también muestran pocos o ningún beneficio a los agricultores pobres o de los consumidores. Además, los cultivos transgénicos contribuyen a la crisis climática porque refuerzan un modelo de agricultura dependiente del petróleo. Organizaciones campesinas y los científicos comprometidos proponen un modelo sostenible alternativo, basado en la conservación de la biodiversidad, el reciclaje de nutrientes, la sinergia de cultivos, conservación de suelos y recursos estratégicos (como el agua), y la incorporación de nuevas biotecnologías compatibles con sistemas sostenibles. Los científicos han llegado a la conclusión de que el campo mexicano tiene los recursos necesarios para garantizar la soberanía alimentaria sin necesidad de adoptar la tecnología transgénica. Según el investigador Antonio Turrent Fernández, los pequeños productores, los ejidatarios y comuneros pueden jugar un papel clave en la producción de alimentos básicos y la gestión de la diversidad de recursos genéticos de México. Pero esto requiere de la inversión pública en infraestructura, investigación, transferencia y servicios de tecnología - es decir, un cambio radical en el modelo y las prioridades presupuestarias dominantes. También exige el restablecimiento de la moratoria sobre el maíz transgénico. * http://ewwaunel.wordpress.com/2011/04/14/monsanto-food-crisis-and-transgenic-corn-in-mexico/

NO MONSANTO IN MEXICO

The people of Oaxaca, Mexico have been cultivating corn for nearly 10,000 years. During that time, corn varieties have developed through traditional breeding methods to both enhance nutrition and provide insurance against an unpredictable environment. The success of these varieties has established corn as the centerpiece of the Mexican landscape, diet, and culture. Many of the corn varieties we use today can be traced back to this region. In recent decades, recombinant DNA technologies have facilitated a radical transformation of the way corn is bred and cultivated. These changes may lead to a profound impact on the way of life in Oaxaca. Biotechnologists can use numerous methods to insert designer genes from a variety of organisms into plant genomes. A transgenic or genetically modified (GM) plant produced this way may have genes added to improve flavour or nutrition, but most transgenes are designed to improve resistance to insects or herbicides. Arguably, genetically modified crops provide farmers and consumer with definite benefits due to reduced crop losses from pests and weed competition. For the people of Oaxaca, such benefits are overshadowed by the potential risks of these transgenic crops to the traditional corn varieties that have been bred to suit the region. While transgenes may be stable within a GM plant’s genome, that plant is often capable of reproducing with other, non-GM corn plants, including neighbouring traditional corn varieties. Such hybridization events allow for genetic flow, or mixing of the gene pools. There is a growing concern that transgenes may provide an unnatural advantage to plants that possess them. Thus, traditional corn populations have been polluted in 2011 with transgenes as natural and artificial selection promotes these artificial genes. *(http://www.scq.ubc.ca/transgene-escape-are-traditional-corn-varieties-in-mexico-threatened-by-transgenic-corn-crops/) Monsanto has turned the drop in international corn reserves and the havoc wreaked on Mexican corn production by an unexpected cold snap into an argument for speeding up commercial planting of its genetically modified (GM) corn in Mexico. The transnational is claiming that its modified seeds are the only solution to scarcity and rising grain prices. That Monsanto would use the boogeyman of food dependency to scare Mexico into accepting GM corn shows the company’s immense cynicism. Now according to Monsanto, the reasons that Mexico lost corn self-sufficiency and start importing millions of tons annually had nothing to do with agricultural policies that support transnationals, or an unjust free trade model that favors imports and has abandoned the majority of national producers. Instead, it’s because the country has not embraced the commercial use of transgenic corn. As the food crisis looms, the real danger – for the nourishment, health and culture of the country – is in choosing the Monsanto agenda over strengthening national agriculture. The cultivation of transgenics will accelerate the loss of Mexico’s food sovereignty and contaminate vital native strains of corn. Pressure Campaign Monsanto’s diligent PR hard work is paying off. After originally denying authorization for a pilot program to cultivate its GM corn in Sinaloa last year, the Ministry of Agriculture, Livestock, Development, Fisheries and Food (SAGARPA) just gave the company the green light to plant genetically modified yellow corn resistant to the herbicide glyphosate as a part of a pilot program in Tamaulipas’ current agricultural cycle. According to the National Commission for the Use and Understanding of Biodiversity (CONABIO), Tamaulipas is home to 16 of the 59 remaining strains of native corn. A recent study by the CONABIO concluded that releases of transgenic corn should be handled “only by public institutions adequately trained in security, and carried out in low-risk areas.” The study was financed by SAGARPA and was announced at the same time as the permit for the Tamaulipas pilot project, going against its own recommendations. Tamaulipas, like the rest of the northern region and all of Mexico, is a center of origin for corn. In the International Book Fair in Mexico City in 2011 was invaded by the campaign’s propaganda, cloaked in scientific jargon. The fair, sponsored by the National Autonomous University of Mexico, included a series of conferences designed to convince the public about the benefits of GMOs, led by all-star biotech cheerleader, Luis Herrera-Estrella. The Mexican scientist, hailed as a co-inventor of transgenics, has become a defender of Monsanto’s efforts in spite of the fact that, as he tells it, the company commandeered his patent for the technology. Herrera-Estrella has been accused of doing Monsanto’s dirty work. The relationship between CINVESTAV, where the researcher works, and the transnational is public knowledge. After Berkeley Professor Ignacio Chapela revealed GM contamination in corn crops in Calpulapan, Oaxaca in the fall of 2001, Monsanto launched a smear campaign against him. After years of persecution and when two international Berkeley reviewers had recommended tenure, Chapela’s contract was suspended after the university received a letter against him from an expert. The author was Luis Herrera-Estrella. The conferences at the book fair only presented a favorable view of transgenics, leading to complaints from some members of the public. The president of the Union of Socially Concerned Scientists Elena Álvarez-Buylla presented a brief critical perspective on transgenic biotechnology, including information about a French scientist recognized for his independent research into the risks of GMOs, who recently won a suit against biotech groups that carried out a smear campaign to discredit him. Álvarez-Buylla was cut off by Herrera-Estrella, who was clearly annoyed by the criticisms and insisted that as the conference organizer he should be the sole presenter. Another attendee challenged the failure to mention the proven health risks posed by glyphosate, a Monsanto herbicide associated with one of its transgenic corn strains. The aggressive PR operation to promote the introduction of GM corn in Mexico comes after the company reported declining profits last year and a drop in its share price due to shrinking sales of Roundup and GM soy and corn seeds in South America and Europe. The Mexican market represents potential earnings of $400 million annually for Monsanto and for some government officials that’s enough to turn a blind eye toward any risk to native corn species, the economy or Mexican health. Meanwhile in the European Union, according to a report from Friends of the Earth International released several weeks ago, transgenic crops are plummeting at the same time that more and more countries are prohibiting them. Seven EU member states prohibit the planting of Monsanto’s transgenic corn due to mounting evidence about environmental and economic impacts, and to apply the precautionary principle that stipulates that when impact on human health is unknown precaution is warranted. Polls show that public opposition to transgenics is as high as 61 percent. Unexpectedly, and not without contradictions, the Mexican federal government denied Monsanto’s permit for a pilot project of 100 acres of GM corn in the northeastern state of Sinaloa. Pilot projects are the second regulatory phase, following the experimental phase and preceding commercial production, of the three phases established by the Law of Genetically Modified Organism Biosecurity. Beginning in October of 2009, a few months after a meeting between Felipe Calderón and Monsanto President Hugh Grant, the federal government approved 29 applications for experimental transgenic corn plots, breaking a decade-long moratorium. Most of the licenses were issued to Monsanto and Dow Agro Science to test corn strains resistant to herbicides and blight on more than a dozen hectares. Last year, after keeping the sites secret and without adequately disclosing the results of the experimental plantings in violation of the Biosecurity Law, the government accepted 20 more applications from the aforementioned transnationals, plus Syngenta. If all these permits are authorized, there would be more than 1,000 hectares planted with transgenic corn. The contradictions and waffling in the government’s original position to at first deny permits for pilot projects in Sinaloa and then approve the quarter-hectare project in Tamaulipas are probably due to the fast-approaching electoral season – crucial for the ruling party, which will try to avoid the political costs of its decisions. The actions of peasant farmer organizations and the important work of expert groups like the UCCS have played an important role in holding back the mass cultivation of GMOs in Mexico. Since the end of 2009, The National Union of Regional Autonomous Campesino Organizations (UNORCA) started a campaign with the slogan “No to transgenic corn! Monsanto out of Mexico!” that includes the use of forums, mass media and public spaces to inform debate on GMOs in Mexico. Public forums were held in Navojoa (a few miles from one of the centers of transgenic experimentation), Chilpancingo y Zacatecas. Last year in Guadalajara and Morelia, the forums condemned transgenic corn experimentation as a crime against humanity. There are now many voices speaking out against the imposition of GMOs: from the UCCS to the city council of Tepoztlán in the southern state of Morelos, which filed a constitutional challenge against the planting of transgenic corn in the country. Food Sovereignty or Food Dependency? The national head of UNORCA, Olegario Carrillo, asserts that Mexico doesn’t need to embrace Monsanto to regain corn self-sufficiency. Giving in to the transnational’s pressure to gain control over Mexico’s agro-genetic wealth would mean deepening the debilitating food dependence brought on by NAFTA; food imports already constitute more than 40 percent of what Mexico consumes, according to data from the Chief Auditor of the Federation. The fundamental problem is not technological, but that the Mexican government lacks policies to promote rural development or goals in domestic food production. The neoliberal regime has chosen to promote imports and support the transnationals that have been taking over the production process. Monsanto is lying when it implies that its biotechnology can resolve Mexico’s food crisis: it is amply documented that transgenics don’t increase yields. Transgenic corn strains weren’t designed to increase yield. The vast majority of transgenic crops are designed to resist the application of herbicides also manufactured by Monsanto. They actually create more dependency due to the need to buy seed and the contamination of native varieties. They also damage the environment, the economy and human health. On the other hand, annual corn harvests in Mexico could be doubled if agricultural policy were reformed to support small farmers and to encourage cultivation of more acres in the south and southeast where there is sufficient water. The genetic wealth of Mexican corn could raise production, with farmers saving seed and not required to pay royalties to Monsanto, because the 60 native species and thousands of varieties are adapted to local soils and climates. Monsanto denies the risk of transgenic contamination of native species, despite evidence that the coexistence of transgenics and biodiversity is impossible. Hiding the truth has been an integral part of Monsanto’s corporate strategies throughout its history, as the company seeks to protect profits at the expense of human health, the environment and general well-being. The UCCS, based on FAO and UNESCO reports, affirms that transgenics not only do not increase yields, they have the negative impacts of raising agrochemical levels and destroying the soil. These studies also show few or no benefits to poor farmers or consumers. Additionally, GM crops contribute to the climate crisis because they reinforce an oil-dependent agricultural model. Peasant farmer organizations and committed scientists propose an alternative sustainable model, based on conservation of biodiversity, nutrient recycling, crop synergy, conservation of soil and strategic resources (such as water), and incorporating new biotechnologies compatible with sustainable systems. Scientists have concluded that the Mexican countryside has the resources necessary to guarantee food sovereignty without adopting transgenic technology. According to researcher Antonio Turrent Fernández, small-scale producers, ejido members and communal landowners can play a key role in the production of basic foods and the management of Mexico’s diverse genetic resources. But this requires public investment in infrastructure, research, technology transfer and services – that is to say a radical change in the dominant model and budget priorities. It also requires the reinstatement of the moratorium on transgenic corn. *http://ewwaunel.wordpress.com/2011/04/14/monsanto-food-crisis-and-transgenic-corn-in-mexico/

BATTERY POLLUTION

batteries pollution In Mexico, electronic gadgets is producing an unwanted and potentially lethal side effect - battery pollution. Mercury, a toxic metal used in most batteries, is starting to seep into the soil around garbage dumps, and in poor areas in lakes or in the countryside. The leakage has raised fears that Mexico is slowly being contaminated by the dry cells that power its calculators, cameras, portable stereos and watches. this cause health effects have been reported so far, the situation is receiving special attention here. In part, that is because the electronics industry is so important to Mexico. Few Sites for Landfills Furthermore, the battery problem is especially serious in our country we dont have landfills,to dispose batteries.....and in this case in the future the landfills are full, they are converted to other uses, such as for schoolyards. ''In 20 years we'll have 10,000 landfill sites, all contaminated,'' 'They'll be converted to other uses. Who can guarantee that nothing will happen?'' As concern has spread in the last few months, hundreds of municipalities in other countries have passed laws requiring batteries to be collected separately from other garbage. Camera and appliance shops are being supplied with boxes to collect used batteries for recycling. There are even proposals to require deposits of 4 cents to 8 cents on each battery......the problem is in Mexico we dont have this laws. A Separate Problem The fear of mercury pollution is growing just as Mexico has begun to come to grips with another battery- related problem. As batteries have become smaller, especially with the introduction of button-shaped versions, infants have started swallowing them. A swallowed battery can burn holes in the intestines and cause inflammations and the most important: pollution in the water.

Contaminación por baterías

En México los aparatos electrónicos está produciendo un efecto secundario no deseado y potencialmente letal - la contaminación de la batería. El mercurio, un metal tóxico utilizado en la mayoría de las baterías, está empezando a filtrarse en el suelo alrededor de los vertederos de basura, y en las zonas pobres de los lagos o en el campo. La fuga ha aumentado los temores de que México poco a poco está siendo contaminado por las células secas que alimentan sus calculadoras, cámaras, equipos de música portátiles y los relojes. Esto causa efectos en la salud, la situación está recibiendo especial atención aquí. En parte, esto es debido a que la industria de la electrónica es tan importante para México. Pocos sitios para rellenos sanitarios Además, el problema de la batería es especialmente grave en nuestro país No disponemos de vertederos, para desechar las pilas..... y en este caso en un futuro, si los vertederos están llenos, serian convertidos a otros usos, como por los patios escolares. '' En 20 años tendremos 10 000 vertederos, todos contaminados,'' 'Van a ser convertidos a otros usos. ¿Quién puede garantizar que no pase nada?'' Mientras aumenta la preocupación se ha extendido en los últimos meses, cientos de municipios de otros países han aprobado leyes que requieren baterías para ser recogidos por separado de la otra basura. Tiendas de cámaras y aparatos están siendo suministrados con las cajas para recoger las pilas usadas para su reciclaje. Hay propuestas incluso para exigir depósitos de 4 centavos a 8 centavos por cada batería ...... el problema es que en México no tenemos esta legislación. Un problema aparte El temor a la contaminación por mercurio está creciendo al igual que México ha comenzado a luchar a brazo partido con otro problema relacionado con la batería. Como las baterías se han vuelto más pequeños, especialmente con la introducción de versiones en forma de botón, los bebés han empezado a tragarlas. Una batería de ingestión puede quemar agujeros en los intestinos y causar inflamaciones y algo más importante: la contaminación en el agua.

Proyecto contra la violencia y abuso

Proyecto contra la violencia y abuso
objetivos Los problemas de solapamiento de la violencia doméstica y sexual, consumo de drogas y alcohol y la salud mental. Este proyecto obra en forma positiva y sostenida y en el camino se prestan los servicios a los sobrevivientes, sus hijos y sus autores. Sobre el Proyecto El proyecto comenzó formalmente 4 años atrás con un convenio de colaboración entre Municipios del Estado de Oaxaca y la Fundación Coatlicue AC, detectado lagunas en la actual prestación de servicios tanto para los sobrevivientes y perpetradores de violencia doméstica que consumen sustancias problemáticamente. El proyecto fue creado con el fin de encontrar formas positivas y creativas para trabajar hacia la prestación de servicios más incluyentes. En 2010 dado pasos para incorporar formas más amplias de la violencia contra las mujeres y las niñas de la violencia sexual incorporado Proyecto y de salud mental en el ámbito de su trabajo. Esto fue en reconocimiento del nivel de violencia sexual que sufren las mujeres en particular, que tienen acceso a los servicios de tratamiento de drogas y alcohol y en el reconocimiento del uso de drogas y alcohol resaltado de la investigación como los mecanismos de supervivencia de las experiencias de trauma. ¿Qué hacemos? Consultoría, formación, asesoramiento y apoyo a las autoridades locales, las organizaciones y los profesionales. Proyecto de Formación Programa de capacitación integral sobre la violencia contra las mujeres, el uso de sustancias y salud mental Los recursos del proyecto Examinar nuestros recursos, el uso de sustancias y la salud mental Promover la recuperación de la salud mental La mejora de las respuestas de salud mental a la violencia doméstica y sexual Iniciativa de Proyecto Mujeres Jóvenes La mejora de las respuestas a las mujeres jóvenes que sufren violencia doméstica y / o sexual y el uso de sustancias problema Proyecto de Iniciativa de Salud Mental El desarrollo de respuestas eficaces a las mujeres que sufren violencia doméstica y sexual, el uso problemático de sustancias y los trastornos psicológicos.

Against violence and abuse project

Our objectives The overlapping issues of domestic and sexual violence, drug and alcohol use and mental health, the Stella Project works for positive, sustained improvement in the way services are delivered to survivors, their children and perpetrators. About the Project The Project started 4 years ago, as a bilateral agreement between little villages (Municipios) and Coatlicue Foundation to discuss, identified gaps in the current service provision for both survivors and perpetrators of domestic violence who use substances problematically. Created the Project in order to find positive and creative ways to work towards more inclusive service provision. In 2010 made steps to incorporate wider forms of violence against women and girls the Project incorporated sexual violence and mental health into the scope of its work. This was in recognition of the level of sexual violence experienced by women in particular who access drug and alcohol treatment services and in recognition of the research highlighting drug and alcohol use as coping mechanisms for experiences of trauma. What we do? Consultancy, training, advice and support to local authorities, organizations and practitioners. Project training Comprehensive training programme on violence against women, substance use and mental health Project resources Browse our many resources, substance use and mental health