miércoles, 6 de agosto de 2008

Los imaginarios del mundo “indígena”: conociendo a México.

POR: RAQUEL A. RAMIREZ.
La diversidad cultural en México no es una novedad; sin embargo
hablar de diversidad cultural al interior de las minorías étnicas es
un tema poco abordado. La siguiente reflexión habla acerca de la
pluralidad étnica existente en nuestro país. Muestra de forma
sucinta y somera, el panorama étnico en México; es un breve
llamado a la conciencia como mexicanos y una exhortación a la
apertura de pensamiento como la población mestiza que somos.
“El imaginario tiene la capacidad de hacer mío
lo que en sueños me pertenece”


Hace aproximadamente dos años conocí a don José, un nahua oriundo de la Sierra Norte de Puebla, cuyo único patrimonio residía en artesanías elaboradas con bejuco. Entre un español medio masticado y un nahualt definitivamente acribillado, empezamos una aventura de reconocimiento mutuo que concluyó en una grata amistad. Ésta última nos llevó a emprender una travesía por demás idílica y glorificada hacia la ciudad de México.
Pasando por Cuetzalan, Apulco, Zacapoaxtla, y demás poblaciones, finalmente
vislumbramos nuestro objetivo: la gran Tenochtitlán globalizada. La intención de esta odisea - rebelde y reveladora -, era vender aquellos objetos que, para nosotros los ajenos al silencio de la vida cotidiana, resultaban curiosos, bonitos y hasta interesantes.
2 Estando frente a palacio de gobierno y observando una de las danzas ancestrales que suelen ehxibirse ahí, escuché con gran fervor y emoción decir a don José: ¡es paisano!, ¡ziquitzin, paisano! No entendía a que se refería hasta que vi estrechar su mano con un hombre y un niño ataviados (al igual que él), con pantaloncillos blancos y cortos, sombrero de bejuco y una mantilla roja sobre la cintura. Había una multitud de personas (como sólo la Plaza Mayor puede cobijar), con atuendos similares y características parecidas a las de
mi amigo, sin embargo nadie cruzó palabra con don José hasta la llegada de esa singular pareja. Había ojos que lo observaban queriendo reconocerlo, pero ninguno se atrevió a abordarlo; ninguno pudo percibirlo como igual. En ese momento me preguntaba: ¿por qué no le hablan?, ¿por qué si en sus caras se vislumbra un esbozo de sonrisa...algo así como una extraña sensación de compartir el mismo origen? Lo único que pude concluir era que al igual que el resto de las sociedades, lo diferente nos asusta. No obstante, nuestra igualdad
descansa en el hecho de que existen otomíes, huicholes, tzeltales, tzotziles, tarahumaras, como regios, jarochos, tapatíos y chilangos. De forma que, sin dejar de pertenecer a un solo conjunto seguimos siendo muy distintos. Al parecer ahí fue donde lo entendí. En ese momento comprendí lo equivocada que había estado al no concebir la diversidad de lo que aparenta ser homogéneo.
Las siguientes reflexiones intentan mostrar mi preocupación e inquietud por
entender la pluralidad de las etnias de México. Por comprender lo variado de los grupos que hemos albergado en esa categoría de lo “indígena” (si existe) y por ende, de lo “étnico”. En principio haré un breve esbozo sobre las definiciones y conceptualizaciones, para posteriormente exhibir de manera somera, la multiplicidad de las etnias en el México
3 actual. Por último, y de manera sucinta, expondré unas consideraciones que a mi parecer ha arrojado esta reflexión.
I. De lo “paisano”, indígena y étnico
Encontrar una definición para cualquier fenómeno social no es fácil. Aunque
sabemos que compartimos un mismo espacio y tiempo, la forma en la que éstos son percibidos es muy distinta. Sin embargo, la creación de consensos que arrojen principios rectores (conceptos), nos ayudan en la tarea de comprender y comprendernos. ¿Qué entendemos por indígena?
De acuerdo con Guillermo Bonfil en su trabajo denominado “El concepto de indio en América: Una categoría de la situación colonial”, lo indígena es

...una categoría supraétnica que no denota ningún contenido específico de los grupos
que abarca, sino una particular relación entre ellos y otros sectores del sistema social
global del que los indios forman parte. La categoría indio denota la condición de
colonizado y hace referencia necesaria a la relación colonial... El indio nace cuando
Colón toma posesión de la isla española a nombre de los reyes católicos. Antes del
descubrimiento europeo la población del continente americano estaba formada por una
gran cantidad de sociedades diferentes, cada una con su propia identidad, que se
hallaban en grados distintos de desarrollo evolutivo: desde las altas civilizaciones de
Mesoamérica y los Andes, hasta las bandas recolectoras de la floresta amazónica.
(Bonfil, 1995: 72)
¿Es risible no? ¡Cuán equivocado hemos estado todo este tiempo! Lo indígena es un vestigio colonial que en realidad no denota nada. Sin embargo, como explica Carlos Durand, dentro del marco sociojurídico mexicano ha sido más aceptado el término indígena, que el de población étnica cuya procedencia es (aparentemente) de origen zapatista. (Durand, 1998: 41) No obstante, el aceptar el término indígena nos muestra una enorme herencia trasatlántica. En México hay algo así como lo que Héctor Díaz-Polanco
4 ha denominado “defecto de origen, en la organización político-territorial adoptada por el nuevo estado”1. Una de las implicaciones de este “defecto”, ha sido la errónea construcción de lo que fueron las civilizaciones previas a la conquista. Así, hemos crecido, jugado, y
compartido sensaciones diversas al referirnos a “ellos”, a los “inditos”, y en el mejor de los casos al llamarlos indígenas; sin tener idea que ninguna de estas palabras describe a los grupos étnicos de nuestro país.
De acuerdo con Díaz-Polanco, lo étnico o la etnicidad se puede entender como un complejo particular que involucra, siguiendo formas específicas de interrelación, ciertas características culturales, sistemas de organización social, costumbres y normas comunes,
pautas de conducta, lengua, tradición histórica, entre otros. (Díaz-Polanco, 1998: 18) Así, nos queda claro que cuando hablamos de la “etnicidad” y lo “étnico”, nos estamos refiriendo a individuos con un alto grado de desarrollo, o al menos con una compleja y delimitada estructura en donde interactuar . De ahí que se constituyan las etnias como el “conjunto social que ha desarrollado formas de identidad enfatizando los componentes étnicos”2; vastas comunidades representan hoy las etnias en México. De hecho, de acuerdo
con el Instituto Nacional Indigenista (INI), se habla de una población étnica estimada para 1997 de aproximadamente 10,600,000 habitantes, a una tasa de crecimiento del 2.7%
anual3; si consideramos esta aproximación para el año en curso, tendremos un estimado de 13,300,000 habitantes. Hablamos que alrededor del 10.7% de la población total en México, esta constituida por diferentes grupos étnicos.
1Díaz-Polanco, Héctor. “Autonomía y cuestión territorial” en Estudios Sociológicos del
COLMEX. Vol. 10, # 28-30, (México, 1992), Pp. 79.
2 Díaz-Polanco, Héctor. La cuestión étnico-nacional. México: Ediciones Fontamara, 1998.
Pp. 19.
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Pero...¿cuál es el objetivo al enumerar estas cifras?, ¿qué relevancia pueden tener en este momento? Mi respuesta es toda y ninguna. Toda, porque podrán observar que tan sólo la población étnica de México, es equiparable con la población total de países como Bélgica, Grecia o la República Checa; o el doble de la población de Finlandia, Noruega o Dinamarca; es decir, hablamos de miles de seres humanos. Ninguna; lo anotado anteriormente no tiene relevancia alguna en la medida en que sigamos de largo y no
escuchemos con detenimiento; en la medida en la que no seamos “paisanos”.
II. Huastecos, tarahumaras...”no soy perfecto”
No obstante este elevado número de población, de pronto pareciera que carece de significado por una sola razón: “eres único e indivisible”. Al interior de esos 13,000,000 de habitantes, confluyen mundos imaginarios diferentes.
La cosmovisión y filosofía de los pueblos se manifiestan en su simbología lingüística,
en una manera de ver el mundo, de practicar las relaciones humanas, de concebir la
relación del hombre con la naturaleza que, penetrada por un profundo misticismo y
religiosidad, involucra todas las instituciones de las sociedades: la familia, las
ceremonias religiosas, el gobierno y las relaciones productivas4.
Por ejemplo, la celebración católica de culto a los muertos el 1 y 2 de noviembre no es la misma para los nahuas que viven en Naolinco, Veracruz, que para los Kikapú de Coahuila. Mientras que los primeros celebran con mojigangas y salen por las noches en una especie de desfile y representación mística, los últimos comparten silencio y veneración durante estos días. Rodolfo Stavenhagen manifiesta de forma similar que,
3 Población estimada por Valdés, Luz María. Los indios en los censos de población.
México: UNAM, 1996.
4 Perfil de los pueblos indígenas de México:
http://www.sedesol.gob.mx/perfiles/nacional/04_identidad.html
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cuanto más imbricado se encuentre el factor religioso con los otros elementos de la vida social de un pueblo, mayor importancia tendrá la religión como factor determinante en la caracterización de una etnia. (Stavenhagen, 1992: 58) Aunque no únicamente el factor religioso sirve para fortalecer la identidad; los idiomas indígenas constituyen el eje central
de la ésta última, sirven como vehículo de comunicación entre los miembros de la comunidad y las otras comunidades de la región étnica. En México, las lenguas de los grupos étnicos se han estructurado – de acuerdo al INI -, en grupos lingüísticos, troncos, familias, subfamilias y lenguas, arrojando alrededor de 65 lenguas distintas. En nuestro país, existen alrededor de 56 grupos étnicos diferentes; nahua, maya, zapoteco, mixteco, otomí, tzeltal, totonaco, mazahua, tzotzil, mazateco, purépecha, huasteco, chol, chinanteco, mixe, tarahumara, mayo, tlapaneco, huichol, zoque, chontalmaya, popoloca, tepehuano, cuicateco, triqui, chontal, hokano, pame, name, yuma, pima, seri, pápago, cohimí, kiligua, ixcateco, popoluca, kikapú, guarojio, chichimeca, chuj,
cucapa, kumiai, lacandón, matlatzinca, motozintleco, ocuilteco, paipai, chocho-mixteco, tojolobal, chatino, amuzgo, cora, huave, yaqui y tepehua5. Estos son los más de 13,000,000
que están distribuidos en lo largo y ancho del estado mexicano. No son ajenos a nosotros como tampoco lo somos para ellos.
El INI ha identificado a los estados de Campeche, Chiapas, Guerrero, Hidalgo,
México, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, San Luis Potosí, Veracruz, Yucatán y el Distrito Federal, como los lugares en donde se concentra el 86% del total de la población de los
5Durand Alcántara, Carlos Humberto. Derecho nacional, derechos indios y derecho
consetudinario indígena: los triquis de Oaxaca, un estudio de caso. México: Universidad Autónoma
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grupos étnicos de México. A diferencia de lo que una gran parte de los mexicanos pensamos, las etnias no son un “fenómeno” exclusivo de Chiapas o de Oaxaca. Si bien es cierto que los estados con mayor conglomeración se encuentran en el centro y sureste de la república, no debemos olvidar que en Sonora hay alrededor de 25,000 yaquis, o que en Sinaloa hay cerca de 100,000 mayos. En México no somos iguales, y en eso radica la gran riqueza cultural de nuestro país. Otra problemática que ha menudo enfrentan las etnias en México, es la idealización y utopía con la que son estudiadas. Uno de los principios básicos para el entendimiento entre los seres humanos, es el aceptar que cada uno de nosotros es diferente de la persona que está a lado. Yo cometo errores como los cometes tú. Los ciudadanos mexicanos que pertenecen a etnias lo hacen de igual manera que nosotros. La idea de un mundo perfecto alrededor de estas sociedades, es tan utópico como el decir que tienen un sentido individualista extremadamente arraigado. Nicolás Maquiavelo hacía lo propio al afirmar que el ser humano “tiende por naturaleza al egoísmo más puro”. Con esto no quiero desmeritar la serie de principios y valores con los cuales se rigen; simplemente anoto que no hay por qué exacerbar sentimientos extremistas, que ponen de manifiesto nuestra clara
incomprensión ante el modesto hecho de estar viviendo del error.
Consideraciones Finales
Al llegar a este punto de la reflexión, quedan aún muchas ideas por ser discutidas, muchas dudas que provocan una lícita curiosidad. Una sensación de seguir comprendiendo
de Chapingo y Universidad Autónoma Metropolitana, 1998. Pp. 50-51.
8 e indagando sobre nosotros mismos. Sin embargo, podemos afinar algunas de las premisas que aquí se presentaron.
No cabe duda que “la más sólida unidad se fundamenta en la diversidad” como
anota Stavenhagen. Para comprender a México y tener una objetiva percepción de la construcción social a la cual pertenecemos, es necesario postrarnos en un marco de referencia en donde la multiculturalidad es la mayor y más compacta base. Partiendo de aquí, lograremos asimilar muchos de los hechos que acontecen en nuestro entorno. Las etnias en México son parte de lo que somos y seremos, de igual manera que ellas son el resultado de lo que vamos creando en su entorno. Aunque el crecimiento de la población étnica en México no ha sido a un ritmo acelerado, no debemos olvidar que están ahí. Más de 10,000,000 de personas no puedenpasar inadvertidas. Recordemos que no sólo están en la selva Lacandona de Chiapas; se encuentran en la Sierra Norte de Puebla, la Sierra de Zongolica en Veracruz, la Sierra Norte de Oaxaca, el Delta del Río Colorado en Baja California, la Sierra de Taxco en Guerrero, entre muchos otros lugares donde se encuentran albergados nuestros paisanos. “El todo es anterior a las partes”, sin embargo las partes hacen que ese todo tenga movimiento y vida. Finalmente, cuando estreché mi mano con Don José al despedirlo en la central camionera, pensé durante unos segundos lo diferente que éramos y lo feliz que me sentía por ello. Sin embargo, ahora que ha pasado el tiempo, me doy cuenta que la diferencia radica en mi imaginario; aquel en donde las costumbres, las normas y los principios son
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unívocos para mí, empero la esencia es y seguirá siendo la misma que cada uno de nosotros y ustedes poseen.
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Bibliografía
Bonfil, Guillermo. El Concepto de Indio en América: una categoría de la situación
colonial. México, 1996
Díaz-Polanco, Héctor. “Autonomía y cuestión territorial” en Estudios Sociológicos
del COLMEX. Vol. 10, # 28-30, (México, 1992).
Díaz-Polanco, Héctor. La cuestión étnico-nacional. México: Ediciones Fontamara,
1998.
Durand Alcántara, Carlos Humberto. Derecho nacional, derechos indios y derecho
consetudinario indígena: los triquis de Oaxaca, un estudio de caso. México: Universidad
Autónoma de Chapingo y Universidad Autónoma Metropolitana, 1998.
Perfil de los pueblos indígenas de México:
http://www.sedesol.gob.mx/perfiles/nacional/04_identidad.html
Stavenhagen, Rodolfo. “La cuestión étnica algunos problemas teóricometodológicos”
en Estudios Sociológicos del COLMEX. Vol, 10, # 28-30, (México, 1992).
Valdés, Luz María. Los indios en los censos de población. México: UNAM, 1996.